Este artículo es un resumen de los informes de Anabella Martínez Pérez titulado “El síndrome de burnout. Evolución conceptual y estado actual de la cuestión”, de Vivat Academia, (núm. 112, septiembre, 2010, pp. 42-80 Universidad Complutense de Madrid Madrid, España) y del informe del Ministerio de trabajo de Colombia titulado “Síndrome de agotamiento laboral - Burnout. Protocolo de prevención y actuación” de 2016 supervisado por María Marcela Soler Guío y Laureano Peñaranda Saurith, Supervisores de la Dirección de Riesgos Laborales del Ministerio del Trabajo colombiano. Las imágenes están extraídas de este último informe.
En 1974 el psicólogo alemán Herbert Freudenberger introduce el término burnout para referirse "a la sensación de agotamiento decepción y pérdida de interés por la actividad laboral que surge en las personas y en especial en aquellos que se dedican a profesiones de servicios como consecuencia del contacto diario con su trabajo" (Gil 1991). Freudenberger aplicó este término al ver el estado físico y mental de los jóvenes voluntarios que trabajaban en su "Free Clinic" de Nueva York. Estos jóvenes voluntarios sacrificaban su propia salud al cuidar a enfermos por motivos morales y no económicos. Freudenberger comprobó que sus jóvenes voluntarios no duraban en la clínica más de tres años, presentando conductas cargadas de irritación, agotamiento, actitudes de cinismo con los clientes y una tendencia a evitarlos. El psicólogo alemán concluyó, tras estudiar el comportamiento de sus voluntarios, que el síndrome sería una respuesta extrema al estrés crónico originado en el trabajo como voluntario y repercutía en la manera de actuar de la persona y también a los aspectos organizativos y sociales. Es decir, no sólo el afectado desatendía a los usuarios de la clínica gratuita, sino que también se desatendía a sí mismo. Tras el hallazgo de Freudenberger, otros psicólogos estudiaron el síndrome y hoy día hay un acuerdo general entre la comunidad científica de “que el síndrome de Burnout es una respuesta al estrés crónico en el trabajo (a largo plazo y acumulativo), con consecuencias negativas a nivel individual y organizacional, y que tiene peculiaridades muy específicas en áreas determinadas del trabajo, profesional, voluntario o doméstico, cuando éste se realiza directamente con colectivos de usuarios, bien sean enfermos de gran dependencia, o alumnos conflictivos” (Martínez, 2010).