lunes, 23 de noviembre de 2015

El arte de amar, de Erich Fromm

Nacido en Hesse, Alemania, en el año 1900, Erich Seligmann Fromm destacó a lo largo de su vida por ser psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista. Creció en el seno de una familia judía ortodoxa y muchos parientes suyos fueron rabinos. Incluso el mismo Fromm quiso también seguir los pasos de sus familiares y llegó a plantearse el ser rabino. Estudió Derecho en Fráncfort y se doctoró en Sociología en Heidelberg con 22 años. Convencido de su porvenir religioso, estudió el Talmud hasta que conoció a su esposa, la psicoanalista Frieda Reichmann, en 1925. A finales de esa década, Fromm ya ejerce como psicoanalista en Berlín. En 1931 se separa de su mujer y tras la toma de poder del partido nazi emigra a Estados Unidos. En la década de los cuarenta Fromm escribe varias de sus obras más célebres y funda junto a otros colegas la Escuela de Psiquiatría de Washington. Entre estas obras se encuentra "El miedo a la libertad" (1941), que junto a "El arte de amar" (1956) y "El corazón del hombre" muestra el pensamiento del eminente psicólogo. Es justamente en este último libro donde Fromm diferencia dos síndromes: el de crecimiento (amor a la vida, a la independencia y la superación del narcisismo) y el de decadencia (amor a la muerte, al incesto y al narcisismo maligno). En estas tres obras, Fromm propone una estructura filosófica distinta que define como humanismo dialéctico.
En 1944 casa por segunda vez con una inmigrante judeoalemana y en 1950 emigra a México. Dos años más tarde fallece su segunda esposa, mientras él es profesor de Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México. En México funda el Instituto Mexicano de Psicoanálisis. Al año siguiente de la muerte de su esposa casa en terceras nupcias con Annis Glove y se involucra en los movimientos pacifistas americanos contra la guerra de Vietnam. También se opone el modelo socialista soviético y al capitalismo, tomando una conciencia anarquista y considerándose socialista humanista y democrático.
El pensamiento de Fromm puede resumirse en que el hombre es lobo y cordero a la par, aunque en una minoría es el lobo el que domina al cordero y son estos individuos los que se hacen notar más creando así la idea equívoca de que la humanidad es mala y no buena. Fromm concluye que “el hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico”, poniendo como ejemplo que no fue Hitler quien mató a millones de judíos sino los miles de seguidores que "mataban voluntariamente y con placer", aludiendo que “mueve al hombre a destruir por el gusto a la destrucción y a odiar por el gusto de odiar”. Añade también que "el ser humano actual se caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porque el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y siente su vida como un capital que debe invertirse provechosamente. El hombre se ha convertido en un consumidor eterno, y el mundo para él no es más que un objeto para calmar su apetito".
En 1974, ya retirado de la docencia, se instala en Suiza, donde muere cinco días antes de cumplir 80 años.

El arte de amar, de Erich Fromm

Fromm comienza su exposición dando una definición del hombre digno de ser amado. Para Fromm, el “digno de ser amado es en nuestra cultura occidental aquel en el que se mezcla la popularidad y el sex-appeal”. También presenta a los enamorados como “dos personas que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los límites impuestos por sus propios valores de intercambio”. Cabe destacar que Fromm no olvida que el ser humano contemporáneo es consumista y materialista, pensamiento que narra bien en el resto de sus obras. Hay que tener esto en cuenta cuando leamos los pensamientos del psicólogo. Relaciona la intensidad amorosa, ese “estar loco” por él o ella con el grado de la soledad anterior del sujeto. El hombre, o la mujer, puede estar durante cierto tiempo separado sin sufrir demasiado, “lentamente, la tensión de la angustia comienza a aumentar, y disminuye otra vez por medio de la repetición del ritual” orgiástico. Fromm escribe aquí una frase muy significativa de lo que es el amor y el sexo. Fromm dice que “el acto sexual sin amor nunca elimina el abismo que existe entre dos seres humanos, excepto en forma momentánea”. Es decir, el acto sexual es solo un alivio corporal y no une a dos personas como el acto sexual entre dos personas que se aman. “En contraste con la unión simbiótica, el amor maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad”. Para Fromm, el amor es ser libre y dejar a la otra persona libre. El amor maduro no debe hacer a la otra persona dependiente del ser amado, sino que si hay individualidad habrá amor duradero. “En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos”. También compara el amor con ese sentimiento tan infantil de deseo de conocer las cosas. Al igual que el niño desarma un coche de juguete para saber cómo está hecho por dentro y conocer su funcionamiento, el ser humano debe querer conocer el secreto de las cosas y de la vida para poder amar. Finalmente, finaliza el primer capítulo de su obra diciendo que “el deseo sexual es una manifestación de la necesidad de amor y de unión”.
El segundo capítulo habla del amor infantil y comienza con varios principios. “El amor infantil sigue el principio: «Amo porque me aman.» El amor maduro obedece al principio: «Me aman porque amo.» El amor inmaduro dice: «Te amo porque te necesito.» El amor maduro dice: «Te necesito porque te amo.»” Nos recuerda en este capítulo que el niño necesita el amor incondicional y cuidado de su madre “tanto fisiológica como psíquicamente”, pero que a partir del sexto año de vida, el infante necesita el amor del padre, su autoridad y su guía. “La función de la madre es darle seguridad en la vida; la del padre, enseñarle, guiarlo en la solución de los problemas que le plantea la sociedad particular en la que ha nacido”. El verdadero amor a un hijo, dice Fromm, no es sobreprotegerlo, sino enseñarle a ser individual, independiente y libre, y esa función se la otorga al padre más que a la madre. Pensemos que Fromm escribió el libro en una época en la que los divorcios eran mal vistos y por eso escasos. Hoy día, en una pareja separada, ambos progenitores deben cumplir ambos roles, el de dar cariño y el de enseñar, ya que cuando el infante vive con uno u otro indistintamente el progenitor que en ese caso tenga la custodia del niño hace de madre y padre a la vez. "Cualquier estudio detallado demostraría, empero, que la atmósfera de tensión e infelicidad dentro de la «familia unida» es más nociva para los niños que una ruptura franca, que les enseña, por lo menos, que el hombre es capaz de poner fin a una situación intolerable por medio de una decisión valiente."
Sigue Fromm en el capítulo tercero con el amor maternal. Recuerda que “el amor de la madre a la vida es tan contagioso como su ansiedad”. “Una madre amante es aquella que desea la independencia de su hijo, lo prepara y lo sigue amando tras la separación". Ese es el verdadero amor, seguir amando tras la separación sin esperar nada cambio”. Sigue diciendo del amor parental que "el hombre sobreprotegido por la madre ve al resto de mujeres inferiores y puede llegar a criminal. En cambio el hombre que obtiene el cariño sólo del padre tienen éxito social pero permanecen apartados y distantes de las mujeres. La mujer que sigue ligada profundamente a su padre espera del hombre que la trate como a una niña caprichosa. Una niña que vive en un hogar donde los padres no se aman pero tampoco discuten, de mayor se retrae en un mundo propio, se mantiene alejada, también del amor". Una clara exposición en la que la mayoría de nosotros podemos sentirnos identificados con una u otra situación.
Sigue Fromm diciendo que las personas, a menudo, caen en el error de identificar el deseo sexual con el amor y así creen amar cuando lo único que sienten es atracción física hacia la pareja. Si este deseo de unión física no está estimulado por el amor, jamás habrá unión amorosa, sino orgiástica y transitoria. El hecho de ser la atracción física el único vínculo en la pareja es la primera causa de transitoriedad en la relación. Otra causa de "no amor" entre dos individuos es el egoísmo. "La persona egoísta sólo se interesa por sí misma, desea todo para sí misma, no siente placer en dar, sino únicamente en tomar. Considera el mundo exterior sólo desde el punto de vista de lo que puede obtener de él; carece de interés en las necesidades ajenas y de respeto por la dignidad e integridad de los demás." Fromm opone egoísmo y amor, ya que el individuo egoísta, al contrario de lo que se puede pensar, no se ama a sí mismo, sino que en realidad se odia. ¿Cómo puede un ser amar a otro ser si se odia a sí mismo? Fromm acaba el capítulo recordando "si se tiene la oportunidad de estudiar el efecto producido por una madre con genuino amor a sí misma, se ve que no hay nada que lleve más a un niño a la experiencia de lo que son la felicidad, el amor y la alegría, que el amor de una madre que se ama a sí misma", recordando también que ese amor genuino nada tiene que ver con sentimientos tan negativos como el narcisismo o el egoísmo, sino con el altruismo. También el temor y el odio al sexo opuesto, ya sea por empirismo o por educación,  es negativo en el amor, ya que impide a una persona entregarse por completo a otra, actuar como es él verdaderamente y confiar en la pareja. Y como podemos ir leyendo, Fromm nos va indicando con antónimos cómo es la persona que ama de verdad: segura de sí misma, altruista, valiente y comprensiva.
Habla Fromm de otro tipo de amor: el idolátrico. Este amor suele describirse como el verdadero y grande amor, pero nada más lejos de la realidad ya que la idolatría sólo demuestra el vacío interior y la desesperación del idólatra. Y ese amor ficticio, cualquier amor ficticio, le sirve al supuestamente enamorado para evadirse de su realidad, de su soledad. El individuo necesita el amor para no sentirse solo, ya sea vivido en su piel (correspondido o no) o en la piel de los demás. Por eso, y esto es una opinión particular, las telenovelas amorosas son vistas en su mayoría por amas de casa que crecieron bajo una educación religiosa y represiva, porque necesitan vivir en sus carnes el amor que la sociedad les negó en su día, aunque sea por televisión.
Pero no todo en el amor es bonito. Las parejas discuten, aunque se amen, porque cabe recordar que el verdadero amor es de dos pero sin dejar de ser uno mismo. Nos dice el psicólogo alemán que "los conflictos reales entre dos personas, los que no sirven para ocultar o proyectar, sino que se experimentan en un nivel profundo de la realidad interior a la que pertenecen, no son destructivos. Contribuyen a aclarar, producen una catarsis de la que ambas personas emergen con más conocimiento y mayor fuerza."
En el capítulo cuarto, Fromm nos da algunas pautas para amar bien. El psicólogo compara amar con el arte y al que ama con un artista. Nos dice que el buen artista es disciplinado. Si el arte se toma como un hobby o entretenimiento el aprendiz no podrá ser nunca un maestro. También el artista debe saber concentrarse, tener paciencia y dedicar tiempo a su arte. "En lo que respecta al arte de amar, ello significa que quien aspire a convertirse en un maestro debe comenzar por practicar la disciplina, la concentración y la paciencia a través de todas las fases de su vida. Nos recuerda Fromm que si no sabemos qué es la paciencia "basta con observar a un niño que aprende a caminar. Se cae, vuelve a caer, una y otra vez, y sin embargo sigue ensayando, mejorando, hasta que un día camina sin caerse." El paso más importante para llegar a concentrarse es aprender a estar solo con uno mismo sin leer, escuchar la radio, fumar o beber". Esto significa que el amante debe ser capaz de concentrarse y esto es poder estar solo con uno mismo. Esta habilidad, saber estar a gusto con uno mismo en soledad, "es precisamente una condición para la capacidad de amar". Nos recomienda Fromm también evitar las malas compañías, la conversación trivial y las personas que nos inducen malos pensamientos, evitar a zombies, personas que están muertas aunque su cuerpo esté vivo, y en general a gente tóxica, sin valores, chismosos que no dejan títere con cabeza. "De acuerdo con lo dicho sobre la naturaleza del amor, la condición fundamental para el logro del amor es la superación del propio narcisismo. En la orientación narcisista se experimenta como real sólo lo que existe en nuestro interior, mientras que los fenómenos del mundo exterior carecen de realidad de por sí y se experimentan sólo desde el punto de vista de su utilidad o peligro para uno mismo. El polo opuesto del narcisismo es la objetividad; es la capacidad de ver a la gente y las cosas tal como son, objetivamente, y poder separar esa imagen objetiva de la imagen formada por los propios deseos y temores. La facultad de pensar objetivamente es la razón; la actitud emocional que corresponde a la razón es la humildad. Ser objetivo, utilizar la propia razón, sólo es posible si se ha alcanzado una actitud de humildad, si se ha emergido de los sueños de omnisciencia y omnipotencia de la infancia." También es indispensable para amar estar "plenamente despierto", entendiéndose como despierto el no ser una persona aburrida. Finalmente nos cita la Biblia cuando dice "ama a tu prójimo como a ti mismo", frase de la que proviene el dicho "no hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a ti".

Conclusiones

Amar es un arte, y no todo el mundo es capaz de saber amar. Hemos visto como el egocéntrico, el egoísta, el soberbio, el narcisista o el necesitado de compañía es un ser incapaz de amar y por ende de ser amado. Porque amar es un sentimiento recíproco, si amas te amarán, si te aman amarás. Amar es dar libertad al ser amado. Amar es ser feliz si el ser amado es feliz, aún en la distancia. El amor verdadero es cosa de dos y también de cada uno. Ser uno mismo, amarnos tal y como somos es tener la capacidad de amar. ¿Quién puede amar al otro si no se ama a sí mismo? Amará quien no espere nada a cambio de su amor, el humilde, el independiente, el paciente, el valiente, el comprensivo, el empático, el artista que quiera aprender y persevere en su conocimiento, el que sepa asumir su error, lo conozca y aproveche ese error para no cometer otro parecido. Amar no es fácil, pero tampoco es imposible.
Deseo acabar con una definición de amor de Sullivan, psicólogo que nombra Fromm en su libro varias veces. Sullivan dice: el amor comienza cuando una persona siente que las necesidades de otra persona son tan importantes como las propias.

Postdata: recomiendo este libro a todos aquellos que quieran amar y ser amados, a aquellos que quieran saber si aman o son amados y todos aquellos que quieran ser felices en el amor.

Dedicado a Teresa, mi verdadero amor. Espero cumplir las expectativas. Te amo.

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