viernes, 22 de julio de 2016

¿El placer da la felicidad?

Si tomamos la felicidad como un sentimiento absoluto y de duración indeterminada y el placer como un sentimiento de duración determinada, se puede considerar que sí es posible identificar el placer con la felicidad pero no la felicidad con el placer.
En mi opinión, la felicidad no deriva de un momento o situación concretos sino que es un sentimiento duradero. Un sentimiento provocado por un estado emocional más bien psíquico que físico (como puede ser por ejemplo el amor hacia algo o alguien). En cambio el placer viene dado por un goce físico no duradero en el tiempo, limitado a una acción (por ejemplo el orgasmo sexual). Dada la durabilidad del sentimiento, la felicidad sí puede ser partícipe del placer, pero el placer no puede ser partícipe de la felicidad. Es decir, en el momento de gozar de un manjar, de un acto sexual o de cualquier otra experiencia que nos provoque un placer determinado y concreto, sí puede ser en ese momento uno feliz psíquicamente, olvidarse de las preocupaciones diarias y saborear el acto con una sonrisa en la cara y paz interna. Diremos que en ese instante uno es feliz, pero en mi opinión esa felicidad fugaz (placer en mi opinión) se confunde con la verdadera felicidad. ¿Podemos ser felices durante un segundo para que inmediatamente después volver a ser infelices, si se da el caso? El placer eterno no existe, en cambio la felicidad eterna sí es posible. Puede llegar a ser utópica esta afirmación, pero puede darse el caso. Un hombre puede tenerlo todo en la vida (entendiendo "todo" como sus aspiraciones personales) y por lo tanto ser feliz. Una buena esposa, un buen hijo, un trabajo que le guste y que le aporte una solvencia económica con la que poder disfrutar en su tiempo de ocio, etc... Todo ello puede dar la felicidad, y todo ello perdura en el tiempo. Cierto es que la felicidad también se puede acabar (divorcio, muerte del hijo, pérdida del trabajo...) pero no dura segundos, minutos a lo mucho. La felicidad dura años, décadas, o con mucha suerte toda la vida. El placer en cambio es momentáneo. Un orgasmo, el sabor de un buen vino, consecución de una meta personal... Todo ello es efímero. Una vez conseguido, saboreado o experimentado, ese placer se difumina en cuestión de tiempo. Pero esos minutos, segundos de placer físico pueden provocar en nosotros una felicidad pasajera, asociada al placer sentido. Una vez acaba dicho placer, cesa también la felicidad sentida. En cambio no podemos sentir placer eternamente, no se puede asociar un placer con una felicidad durable porque el placer es físico y no puede durar toda la vida.
Como conclusión, es mi parecer que la felicidad va asociada a un estado emocional psíquico, y como tal puede ser poseído el tiempo que el sujeto cumpla con sus expectativas de felicidad. Por contra, el placer es en mi opinión algo físico, un sentimiento que no depende tanto de nuestras expectativas como del disfrute corporal, básicamente asociado a nuestros cinco sentidos. Un segundo de placer puede darnos un segundo de felicidad, cincuenta años de felicidad no nos dará nunca cincuenta años de placer.

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