sábado, 2 de julio de 2016

Mi mundo ideal (capítulo 2): la enseñanza

En mi mundo ideal el padre educa y el maestro enseña, sobran palabras. En el momento en que un escolar necesita ser castigado en el colegio por su mala conducta debe el profesor hablar con los padres y hacerles entender que el niño debe venir educado de casa. Hasta que eso no sea así, tanto el niño como los padres serán dirigidos a un terapeuta infantil hasta que el menor sepa comportarse de manera idónea fuera de casa. En ese momento, con el visto bueno del terapeuta, el niño se reincorporará a la clase, aunque si no sigue el nivel de sus compañeros deberá repetir curso.
He querido comenzar así porque muchos padres creen que el maestro debe educar también a sus hijos y no veo justo que se añada tan inmensa responsabilidad a un colectivo que ya de por sí asumen el reto de mejorar las bases de un país diez horas al día. Y ahora empecemos por el principio.

Todos, y digo todos, los centros de enseñanza reglados serán gratuitos (incluidas las guarderías). La enseñanza debe ser pública e igualitaria. Un Comité Nacional será el encargado de decidir qué tipos de asignaturas se darán en cada curso y cuántas horas semanales corresponderán a dichas asignaturas. Y esto será aplicado en todos los colegios y universidades del país porque creo sinceramente en la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos, tengan el dinero que tengan. El comedor también será gratuito para todos los alumnos que deseen quedarse a comer, con una dieta equilibrada. Se dispondrá de una hora para comer y otra hora de relajación en salas acondicionadas para ello y donde el silencio deberá ser absoluto.

El profesorado también tendrá que examinarse de las materias que deseen impartir. A mayor nivel de conocimientos mayor responsabilidad y por lo tanto mayor grado en la enseñanza (es decir, el que saque mejor nota enseñará en la universidad). También deberán hacer un cursillo sobre cómo enseñar. Algunos profesores en nuestro país pueden saber mucho de lo suyo pero no saben transmitir sus conocimientos al alumnado, por eso este cursillo que hará que las clases sean amenas e interesantes. También el alumnado podrá otorgar nota al profesorado y así unos y otros se evaluarán contínuamente para ascender o descender en la enseñanza según los conocimientos dados o recibidos.
Las notas al profesorado del alumnado y al alumnado del profesorado constarán sólo de dos posibilidades: apto o no apto. De esta manera se elimina la tan negativa competencia entre iguales a la que en la actualidad estamos acostumbrados entre "listos" y "tontos". Por supuesto, aquellos profesores que vean un alumno más avanzado al resto lo pondrán en conocimiento del claustro y constará en su expediente, como también constarán las materias en las que sobresale el alumno para que le sea más fácil escoger una especialización en un futuro. No todos servimos para todo. A medida que el alumno crezca, y dependiendo de su expediente académico, se irá especializando en las materias que profesor, padres y alumnos acuerden. Así, los alumnos llegarán a la universidad bien preparados para ejercer su profesión, una profesión adhiente para ellos y que les gusta.

Hasta los doce años al escolar se le enseñará de todo, tanto ciencias como letras, evaluando así sus conocimientos para especializarse en el grado superior. A los doce años, a los cuales el alumno debe saber leer y escribir perfectamente y hablar con fluidez el inglés, su expediente debe dilucir si el niño está mejor dotado para las ciencias o para las letras y el profesor, los padres y el alumno escogerán de mutuo acuerdo una de las dos opciones. Cabe decir que esté en el curso que esté, si el alumno decide cambiar de opción tendrá que volver al primer curso de la nueva opción escogida, ya que todas las materias serán específicas para cada una de las dos ramas. A medida que se vayan pasando los cursos, la especificación será más severa y así al llegar a los dieciocho años el alumno sabrá exactamente qué carrera escoger y estará cualificado para ello. Esto elimina el examen de selectividad actual.

La universidad será la especificación por excelencia. El alumno llega a ella sobradamente preparado y de cada carrera saldrán los mejores en lo suyo. En el momento en que el profesor vea que un alumno no sigue el ritmo de clase hablará con él y le animará a repetir curso hasta que se ponga al mismo nivel que el resto de la clase.

Se elimina el examen final trimestral y anual. Actualmente el alumno se prepara únicamente para superar dicho examen. En mi enseñanza ideal se premiará el conocimiento y la comprensión de lo tratado y no la suerte o el estudio de un día. El alumno deberá hacer trabajos en los que sepa expresar lo aprendido y estos trabajos serán evaluados por el profesor y ser apto para pasar de curso. Estos trabajos los deberán exponer oralmente frente al profesor y el examinado contestará las preguntas que el profesor le haga. Esta forma de evaluación demuestra los conocimientos del alumno sobre la materia, su oratoria y expresión corporal, a la par que elimina las trampas.

El alumno deberá ser apto en todas las asignaturas para pasar al curso siguiente, ya que una buena base es primordial para afrontar con éxito los futuros cursos escolares. De esta manera se elimina también la posibilidad de ir arrastrando curso tras curso aquellas asignaturas que no sean de su agrado.

Se eliminan los deberes a los menores de doce años. Un niño necesita jugar e interactuar con sus iguales y no salir de clase para encerrarse en su habitación para seguir estudiando. El menor debe aprender en horario escolar, fuera de él es su tiempo libre y a todos nos gusta disfrutar de nuestro tiempo de ocio. De todas formas, se obligará a los padres a apuntar al menor a extraescolares tres días a la semana para ejercitar el físico u otra cualidad que no se corresponda con las impartidas en el colegio.

Repetir curso significará una penalización económica a los padres, ya que en mi mundo ideal no tienen cabida los caraduras. Por supuesto, si el alumno no sigue el curso a pesar de esforzarse, se le enviará a un centro especializado para que aprenda a un ritmo adecuado a sus aptitudes. También se sancionará a aquellos padres que consientan el absentismo escolar de sus hijos por dejadez o vagancia. Ningún niño menor de doce años saldrá del colegio o entrará si no está acompañado por sus padres o por algún adulto que se haga cargo de él. Más mayores, son ellos los que deben pagar las consecuencias de sus actos así que puede solucionarse el problema del absentismo escolar haciendo pagar al joven la cantidad de horas faltadas a clase con las mismas horas en trabajos comunitarios.

Calendario escolar. El curso comenzará el uno de agosto y acabará el treinta y uno de junio. Julio vacaciones por ser el mes más caluroso del año. Ya que mi mundo ideal será laico, se suprimirán las vacaciones de Semana Santa y las vacaciones de Navidades, otorgándose quince días de fiesta a mitad de curso. Aún y así, los colegios permanecerán abiertos todo el año para ayudar a los padres a conciliar la vida laboral y familiar.

A groso modo esta sería la enseñanza en mi mundo ideal. Claro está que debería aclarar qué asignaturas corresponderían a cada curso, horarios, tipos de centros, etc., pero no es cuestión de ponerles la cabeza como un bombo. Y se preguntarán ustedes cómo se paga todo esto, ¿no? Bien, aunque ese apartado lo dejo para el articulo de economía, les daré una pista: Suecia. Buenas tardes.

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