martes, 7 de febrero de 2017

Tiffauges, Francia, 1438

Sire de Rais se arrodilló en mitad de la sala y sollozando comenzó a hablar solo. 
-¡Oh Señor! Perdona los pecados de este humilde servidor tuyo llamado Gilles de Rais, mariscal de Francia, barón de Laval, conde de Brienne, nacido en la Torre Negra del castillo de Champtocé hace treinta y cinco años, hijo de Guy II de Laval y Marie de Croan, malogrados cuando yo era sólo un niño, quedando al amparo del pérfido Jean de Craon, mi abuelo materno, que me inició en la bebida, en la guerra y en la muerte. Perdona Señor a este fiel servidor tuyo al que a los once años quisiste mostrarle cómo su padre moría en su alcoba, abierto en canal por los colmillos de un jabalí furioso. Te pido perdón porque allí, junto a él, pude sentir placer al ver sus vísceras sobresaliendo de su estómago mientras agonizaba, gimiendo de dolor como un simple berraco.