domingo, 24 de septiembre de 2017

Catalonia is not different

Quiero empezar este escrito aclarando algunas cosas que son importantes para saber interpretar mi posterior opinión. Nací en Hospitalet de Llobregat, me he criado en Barcelona, veraneo en Lleida, hablo catalán con mi hijo, me considero catalán, español, europeo y ciudadano de este maravilloso lugar llamado Mundo que está repleto de retrasados mentales que en vez de aprender de los errores de otros o de los suyos propios buscan la paja en el ojo ajeno y la venganza. Mis padres llegaron a Barcelona desde Extremadura y Murcia buscando dar a sus hijos una vida mejor de la que ellos tenían en sus pueblos natales, y lo han conseguido. Quiero que esto quede bien claro, no soy ni anticatalanista ni antiespañolista y procuro ser objetivo siempre, viendo lo bueno y lo malo de todo.
Escucho el discurso victimista de los independentistas y me pongo a temblar. Tiemblo porque ese discurso lo han utilizado muchos dictadores a lo largo de la historia para cabrear a su pueblo y poder así tener su aprobación para hacer lo que les dé la gana. Hugo Chávez era víctima del imperialismo norteamericano, igual que Fidel Castro. El colonialismo africano y sudamericano aupó al poder a muchos dictadores que proclamaban la independencia de la opresora Inglaterra, Francia o la misma España. Hitler apeló al victimismo y la rabia del pueblo alemán tras el humillante pacto de Varsovia para hacerse con el poder y poder así vengarse en una segunda guerra. Gracias a su pueblo desesperanzado y muerto de hambre, todos estos países gobernados por dictadores buscaron su libertad creyendo que podrían vivir mejor de lo que vivían. Y se equivocaron. Salvo Alemania, a la que los banqueros judíos la salvaron de la miseria, el resto de países siguen viviendo en la pobreza y sus habitantes han comprobado con horror que es peor el remedio que la enfermedad, que aquellos que les prometieron libertad y dinero les engañaron como a tontos y se quedaron su dinero como hacían los otros. Y esto mismo le sucede a Cataluña. Nos están prometiendo libertad, vivir mejor de lo que vivimos siendo españoles. Su discurso es victimista, España nos roba, no nos deja avanzar, sus gobernantes son corruptos, mentirosos y fascistas. Si cambian España por Inglaterra y Francia y fascistas por marxistas pueden creer que es Hitler y no un nacionalista quien habla. Así busca el nacionalismo su venganza, volviendo a cometer los mismos errores que ellos mismos criticaron hace no tanto. Critican a Franco, otro dictador, porque no dejaba hablar catalán en Cataluña mientras que los independentistas no dejan hablar español en España. Dicen ser republicanos pero añoran los tiempos del adorado Jaume I, que hizo lo que todo monarca hace: aumentar sus posesiones para que su prole pueda seguir viviendo a cuerpo de rey. Reclaman a España para su pueblo el dinero que sus antecesores catalanes  robaron a ese mismo pueblo que ciego de rabia y rencor sigue a su pastor vaya donde vaya y diga lo que diga. Es curioso como ellos, los independentistas, los buenos, los opuestos a los malos, hacen lo mismo que critican a los otros.
¿Qué creo yo de todo esto? Creo que apelar al sentimiento catalán, a la corrupción del PP, a la lengua de Llull son chorradas, una mera excusa para ser ellos quienes nos roben y no otros. ¿Quién puede robar impunemente en una tienda, el empleado o el dueño? Pues eso. Quiero recordarles que hay mucho hijo de andaluz o gallego en Cataluña y que si Barcelona es hoy una de las ciudades más bonitas del mundo es gracias a ellos, a su mano de obra barata y su consumismo. Quiero recordar que de 1940 a 1970 la población de Cataluña aumentó en más de dos millones de habitantes, la inmensa mayoría inmigrantes españoles. Que jamás hubo en la historia una nación catalana como tal y que si nos ponemos a tirar de recuerdos, italianos, árabes y franceses tienen el mismo derecho sobre Cataluña que los catalanes. Que en las últimas elecciones sólo el 47% de los votantes votaron a un partido independentista, que un millón y medio de censados no acudió a las urnas (probablemente todos ellos contrarios a la independencia) y que el PP ganó en votos a la CUP. Que los parlamentarios nacionalistas sólo representan a ese 47% de la población catalana, que no es ni siquiera una mayoría simple y mucho menos significativa como para un proceso de autodeterminación. Que ser demócrata significa escuchar a ambos lados y no hacer lo que a uno se le antoje para salir en los libros de Historia navegando en el yate que le hemos pagado todos los catalanes. Y les recuerdo por último que también Franco hacía votaciones para después pasarse el resultado por el forro o las repetía una y otra vez hasta que salía lo que él quería. Así que ahora que no me vengan con lecciones de moral o justicia cuando sólo en Cataluña hay 303 altos cargos imputados (y los que se han librado) por robar dinero público y que están esperando la independencia como agua de mayo para irse de rositas. ¡Vergonzoso!
Pero no quiero acabar sin poner a parir al otro bando, a los defensores del Estado de Derecho. La culpa del aumento del independentismo catalán es sólo suya, su ego y su sucia y descarada corrupción. Si los de azul no hubieran robado todo lo que han robado los catalanes que nos sentimos españoles no estaríamos en esta tesitura. Son peores que los independentistas, y cobardes. Si hubieran sido valientes nos habrían dejado votar y habrían comprobado que en Cataluña hay más español que catalán, que aquí hay mucho merengue, que se vibra con la selección y se ama a Fernando Alonso. Pero no, no podían hacer algo bien en su puta vida, no. Tenían que joderla, como siempre. Me hago cruces de cómo es posible que en esta mierda de país haya todavía un idiota que les vote. Si quieren jugar a batallitas cómprense un Risk. Ustedes tampoco nos representan.
Esperemos por el bien de nuestros hijos que ambas partes razonen y dialoguen para llegar a un buen entendimiento que sea beneficioso para todos porque con lo cabezones que son unos y otros la solución no pinta muy bien. Y creo hablar por todos los sensatos de este país cuando digo que ganará esta absurda carrera quien meta a los ladrones en la cárcel, haga justas leyes, ponga una educación y sanidad decente y aumente el sueldo a su pueblo. Gobiernen bien y vencerán.

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